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Los primeros auxilios deben aplicarse inmediatamente después de que ocurre un accidente o una emergencia médica, antes de que llegue ayuda profesional, con el objetivo de salvar la vida, evitar complicaciones y aliviar el dolor de la persona afectada.

En general, se aplican cuando:

1. Hay peligro para la vida

• Paro respiratorio o cardíaco.
• Asfixia o dificultad para respirar.
• Hemorragias abundantes.
• Pérdida de conciencia.

2. Ocurre un accidente o lesión grave

• Fracturas, quemaduras o heridas profundas.
• Golpes en la cabeza o columna.
• Electrocución.
• Envenenamiento o intoxicación.

3. Aparecen signos súbitos de enfermedad

• Dolor fuerte en el pecho (posible infarto).
• Debilidad o parálisis repentina (posible derrame cerebral).
• Convulsiones.
• Reacción alérgica grave (anafilaxia).

4. Se necesita evitar que la situación empeore

• Mientras se espera a los servicios de emergencia (ambulancia, paramédicos).
• Para mantener estable a la persona hasta recibir atención médica.